Autora Carmen Vázquez Bandín

No podemos evitar fantasear sobre cómo será nuestra vida cuando salgamos del confinamiento porque no sería acertado decir cuando el COVID-19 pase ya que no es una expresión que se ajuste a la realidad. El COVID-19 ha venido para quedarse.

Y los periodistas y la televisión nos llenan de especulaciones y recomendaciones: “Habrá que llevar mascarilla y guantes”, “Deberemos mantener la distancia de seguridad de dos metros”, “Cuando abran los restaurantes tendremos que estar separados por mamparas de metacrilato”, “En la playa y la piscina, posiblemente, haya que bañarse por turno”… ¡Ni en la más terrible de las películas de ciencia-ficción hemos visto un panorama semejante! En las películas, después de las tragedias, los contagios y las pandemias, la recuperación suele ser “por arte de magia”. No solo un final feliz (que esperemos que sea nuestro futuro) sino una recuperación instantánea. Y esto no va a ser así.

¡Estoy atrapada entre una fantasía terriblemente difícil de soportar y otra que supone una salida del confinamiento mágica llena de sonrisas, abrazos y multitudes felices que no es real! Intento hacer un esfuerzo y quedarme en el presente pero tan poco es fácil estando encerrada en casa conmigo misma.

            Creo que esto no solo me pasa a mí sino a muchas/os de todas/os las/los confinadas/os de todas las ciudades del mundo occidental. Y en este estado de cosas, para centrarnos en el presente tratamos de leer, estudiar, preparar tartas o distraernos como sea hasta que no llegue el momento deseado/temido.

            Pero recuerdo que la imaginación está en el presente, según dice nuestra querida teoría gestáltica. Y que creer es crear. Y la fe y el apoyo como ayudas en la incertidumbre…

            Y con estos pensamientos, no puedo evitar en donde quedarán los abrazos, el roce de las manos, la caricia en una mejilla, y tantos y tantos gestos de ternura y complicidad que han acompañado nuestra vida hasta ahora. Siento rabia, tristeza, frustración. Pero junto con estos sentimientos me recuerdo la fe. Sé que tengo fe. Una fe inmensa en que la Vida nos dará “el paso siguiente” para salir victoriosos de la encrucijada. Y ocurre la magia. Ocurre la realidad, si creemos en el campo y en la sincronicidad. Os cuento.

            Mientras escribo esto, estoy oyendo música, en concreto, ahora, música francesa. Con canciones de los años 60 que suenan “al azar”. Y suena una canción antigua, cantada por Mireille Mathieu, que es de una película dirigida por René Clément en 1966 sobre la liberación de París de las tropas nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Y me viene una imagen a la cabeza, la de las tropas aliadas desfilando por París, con sus calles llenas de gente, aplausos y bullicio. Y  no puedo evitar pensar en vosotras/os, quienes, en definitiva, ocupáis mi vida y mi corazón… y las caras y cuerpos anónimos de ese desfile, ya no son anónimos, son vuestras caras, con vuestras sonrisas, vuestras expresiones que hemos compartido en tantas ocasiones, con la alegría en el movimiento de vuestros cuerpos, con vuestros aplausos en cientos de horas compartidas… y el final de la letra se llena de significado:

C’est la fête à la liberté / Es la fiesta de la libertad

Et Paris n’est plus en colère / Y Paris ya no está enfadada

Et Paris peut aller danser / Y París puede ir a bailar

Il a retrouvé la lumière  /Ha recuperado la luz.

Après la tempête / Después de la tormenta

Après la peur et le froid / Después del miedo y el frío

Paris est en fête / París está de fiesta

Et Paris pleure de joie / Y París llora de alegría 

            Cambia París por Madrid, o Roma, o Cracovia, o México, Logroño, Valencia, …y tantas y tantas ciudades, estarán de fiesta. Y cambia también París por Carmen, Olga, Justina, Andrés, Pilar, Manuel, etc. que seguro, lloraremos de alegría.

            Y paso a paso, iremos encontrando nuevas formas de encuentro, de contacto, de roces… ¿Os habéis dado cuenta de que en la Capilla Sixtina, en la pintura de Miguel Ángel, “La Creación”, los dedos de Dios y Adán, no llegan a tocarse? Realmente no hay contacto físico pero no por eso deja de emocionarnos y sobrecogernos. Iremos paso a paso construyendo nuestras realidades. Y en cada paso, posiblemente, lloremos de alegría.

            Gracias por dejarme compartir esta fantasía con vosotras/os. Gracias por leerme y dejar que comparta con vosotras/os un futuro que llegará, y que, entre todas/os haremos que sea mucho más vivible.

(Si queréis oir la canción, aquí tenéis el enlace:

https://www.youtube.com/watch?v=wxgWBpbQK6o)

Carmen Vázquez Bandín

Centro de Terapia y Psicología-Madrid  

www.centrodeterapiaypsicologia.es

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