El modelo educativo actual es tan poco acertado que al bloquear, disminuir y sesgar la excitación de los niños, de los jóvenes y de los adolescentes les lleva inexorablemente a ser adultos neuróticos, rígidamente dedicados a tener a raya, a controlar, a mantener y a ocuparse constantemente de una urgencia crónica de baja intensidad que les impide utilizar sus recursos sanos y naturales para vivir plenamente la vida y de ese modo crecer y desarrollar su potencial, transformar de una manera creativa y enriquecedora su entorno, y ser el poso, el fondo mediante el cual la naturaleza humana pueda desarrollarse creativamente como futuro.
Como terapeutas gestálticos ¿qué hacemos para colaborar a que el mundo sea como queremos? Y esta contribución no está en “curar” a nuestros pacientes, ni en “formar” a nuestros estudiantes sino en arriesgarnos cada uno de nosotros a subir la intensidad de nuestra “urgencia crónica” y empezar por recuperar nosotros mismos nuestros “maravillosos poderes infantiles.