La insistencia del autor en el «no saber» nos lleva directamente a la teoría fenomenológica de Husserl. Y así se comprende inmediatamente la segunda parte del título: «Fenomenología y ética de la psicoterapia». Pero precisamente esa la paradoja de este libro, que con ser una obra esencialmente teórica, su autor no abandona en ninguno de sus capítulos la práctica terapéutica. Es decir, no deja de mostrarnos a través de sus experiencias con diferentes pacientes cómo la teoría, que tanto domina, le sirve constantemente de apoyo concreto y de seguro agarre en todas las situaciones, por muy contradictorias, o difíciles, o complicadas que puedan ser.
El hecho de que no sea un libro escrito con un planteamiento previo unitario, sino el resultado de reunir textos de distinta procedencia y originados en circunstancias diversas, hace que los sucesivos capítulos vayan provocando en nosotros, lectores, muchos interrogantes y la necesidad de aclaraciones que quisiéramos definitivas. Pero el título del último capítulo, “Lo inacabado de la Terapia Gestalt”, puede servirnos como conclusión simbólica de lo que todos los que trabajamos en ella sentimos al leer este libro y, especialmente, en tantos momentos de nuestra práctica terapéutica gestáltica.